Descripción
En Búger, el alba despierta sobre las colinas de almendros y nísperos, tiñendo el aire de un aroma suave y reconfortante. Mientras recorres sus empedradas callejuelas, sientes el latido pausado de un pueblo que honra cada tradición con el corazón abierto. Observa al cartero local saludando con una sonrisa añeja, las puertas de las casas adornadas con flores silvestres y el murmullo amable de los vecinos reunidos alrededor de una fuente centenaria. Aquí, el tiempo parece detenerse para recordar que la verdadera riqueza yace en la sencillez y la calidez humana.